Sin puerto y sin ensenada, otrora encanto de río
sin incipientes batallas ni enemigos aguerridos.
Descansas en tus memorias, fuerte, baluarte y testigo,
de las antiguas acciones que forjaron tu destino.
¡Qué manso tu hoy preclaro! ¡Qué calma tu ocaso vivo!
¡Qué tangible trascendencia, alimento de argentinos!
De adobe eran tus paredes cuando naciste anhelado
para vigilar las costas del contrabando callado.
Te mantenías enhiesto, de hierro tu corazón,
si cruentas fueron las luchas, no desmayaba tu honor.
Pero el río en sudestada, en natural invasión,
destruyó un día tu barro, que a su cauce regresó.
Luego naciste de nuevo, Ensenada te acunó,
sus habitantes te amaron, fuiste su guardia mejor.
Una capilla guardaba, la fe necesaria y cierta
de la Merced fue la virgen que alentaba en las gestas.
Las invasiones inglesas a tus costas señalaron
los hechos te dieron gloria, la emancipación ganaron.
Cuando la fiebre amarilla nuestra región asoló
tu entorno brindó refugio, al lazareto de control.
También escuela primaria a tu vera funcionó,
Cambaceres afirmaba en cultura su inversión.
Después un cono de sombras, parecías olvidado
cerca de mil novecientos otra vez te rescataron.
Y en las tierras con historia, aviones sobrevolaron
agregando un hito nuevo con la escuela de aviación.
También globos se elevaron marcando hazañas de vuelo
y en los aires cobró vida, la base de aeroestación.
El tiempo reavivó fuegos, argentinas tus banderas,
¡tanta Patria tú albergabas, tanta historia y tradición!
Que en un año recordado, mil nueve cuarenta y dos
se fijaron los simientes de tu gloria con honor.
Monumento Nacional, Histórica trascendencia
Ensenada te custodia, conciente de tu valor.
Ensenada que proclama, en la lucha por su historia
la unión de todos los credos, cimentada en el amor.
Nury Busquets de Miguel
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