En el marco de este día, que se celebra desde hace tres años cada 23 de septiembre, Infoeme dialogó con dos especialistas que dieron cuenta de la necesidad de generalizar la enseñanza de las lenguas de señas para alcanzar una sociedad más inclusiva.
Por Federico Colmenero y Nicolás Larios
“Sería importantísimo que las lenguas de señas se incluyan como materias optativas en un secundario y que haya intérpretes de lenguas de señas en hospitales y municipalidades, y cada organismo público”, destacó Daniela Scipioni, profesora de sordos, en ocasión del Día Internacional de las Lenguas de Señas, celebrado cada 23 de septiembre desde 2018.
Hace casi 30 años -precisamente desde 1992- que Daniela es profesora de sordos y más de 20 que trabaja con lenguas de señas, a la que arribó al darse cuenta que era imprescindible para su trabajo.
“Llegué a la lengua de señas cuando me di cuenta que siendo profesora de sordos tenía que respetar la cultura de la persona sorda, y respetarla era aprender la lengua de señas. Hay que aprender la lengua de ellos y no al revés”, explicó la especialista, quien desde ese entonces considera que parte de su trabajo también consiste en intentar derribar muchos de los mitos, prejuicios e ideas erróneas que hay sobre el tema.
“Es importante tener en cuenta la cultura de la persona sorda: esta lengua es parte de una cultura y tiene todo un contexto de respeto que va más allá de las palabras”, agregó Daniela, que aseguró que para entender la lengua de señas es necesario entender “esa cultura” de la persona sorda.
“Si se logra que la sociedad aprenda lenguas de señas, que exista como una materia en la escuela, la inclusión se podría dar de una forma mucho más efectiva, eso sería romper la barrera de la comunicación, y cuando hablamos de inclusión, debemos hablar de romper estas barreras, que son culturales”, agregó.
Con respecto a esa necesidad, Noelia Díaz, Profesora del Curso de Lenguas de Señas del Laboratorio de Idiomas de la Facultad de Ciencias Sociales de Olavarría (declarado de Interés Legislativo por el Concejo Deliberante de Olavarría en marzo del 2017), aseguró que la “verdadera barrera” no tiene que ver con una “discapacidad individual de las personas”, sino más bien “con los oyentes, que generalmente no tenemos la posibilidad de acceder a la lengua de señas”.
“Nosotros como oyentes somos los que tenemos que aprenderla por el sentido de la inclusión, la barrera somos nosotros”, recalcó.
En este sentido, Noelia afirmó que encara su trabajo justamente desde la perspectiva de la inclusión como “un problema real de la sociedad” y la búsqueda de “dar una respuesta a esta necesidad comunicativa”.
“Lo ideal sería que hubiera leyes que permitan la enseñanza de la lengua de señas en las escuelas, así como se enseña el inglés. El problema con esto es que no se conoce a las lenguas de señas como el idioma de la comunidad sorda, sino que se concibe erróneamente como una traducción del castellano”, señaló.
Como afirman las especialistas, los prejuicios y concepciones erróneas nunca faltan en lo relativo a una lengua que para la gran mayoría es desconocida, y son muchas las dudas existentes aun en las personas que tienen interés por aprenderlas.
“Muchas personas se acercan a consultar en cuantas clases se puede aprender la lengua de señas, a lo que la respuesta siempre es la misma: se trata de un idioma y por ejemplo aprender inglés puede llevar años”, contó Daniela, quien para dimensionar su complejidad explicó que el cartel con las letras y las señas “solo sirve para los nombres”, ya que “cada palabra tiene una seña y otras señas significan oraciones”.
Lengua de Señas Internacional
Es por esta razón, que el primer acercamiento a la lengua de señas -como, en definitiva, ocurre con todas las demás-, suele implicar la necesidad de incorporar no sólo nuevos “signos”, sino también un conjunto de nuevas estructuras gramaticales y culturales.
Para ilustrar este proceso, Infoeme dialogó con María Eugenia, una olavarriense que en medio de la pandemia tuvo su primera aproximación a la lengua de señas a partir de un taller en el que se inscribió y comenzó a cursar de forma virtual.
“Me encontré con mi profesora, que es sorda, vía zoom, y junto a su interprete, que se encargaría de facilitar la comunicación entre alumnos y docente, dictan las clases. Más allá del encuentro con un idioma que hasta ese momento me resultaba completamente desconocido, para mí también fue descubrir una comunidad, con códigos propios y demás, lo que genera un enriquecimiento continuó y aprendizaje que comprende mucho más que solo signos”, relató la estudiante, quien agregó “mi interés por la materia inició cuando era muy chica y veía en la televisión a una persona ¨traducía¨ lo que estaban transmitiendo”.
egún la Federación Mundial de Sordos, en todo el mundo hay aproximadamente 70 millones de personas sordas que utilizan más de 300 diferentes lenguas de señas y son muchas las organizaciones e instituciones que, tal como afirma la ONU, aprovechan este día, para revindicar la necesidad de “apoyar y proteger la identidad lingüística y la diversidad cultural de todas las personas sordas y otros usuarios de la lengua de signos”.
En este sentido, la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad reconoce y promueve el uso de las lenguas de señas y establece que tienen el mismo estatus que las lenguas habladas, lo que “obliga a que los estados partes a que faciliten el aprendizaje de las mismas y promuevan la identidad lingüística de la comunidad de las personas sordas”.
Fuente: infoeme.com