Además de ser la flor nacional de Argentina y Uruguay, este árbol originario de América del Sur es ideal como ornamento en contextos urbanos. También se lo conoce como Seibo, Árbol del coral, Flor de coral y Pico de gallo, debido a sus llamativas flores color rojo intenso con forma de vaina.
Es un árbol cuyo tronco se ramifica a varios metros del suelo. Hay algunos que se ramifican desde la base, en este caso tienen el aspecto de arbustos. La copa del árbol no es muy tupida. Durante el invierno la planta queda sin hojas y las ramas que nacen en primavera son verdes con hojas y flores.
Florece en primavera y sus flores nacen agrupadas en las ramas verdes. Estos grupos suelen reunirse en los extremos de las ramas jóvenes formando «racimos» que llaman la atención por su color rojo carmín. El pimpollo está cubierto por pétalos sedosos.
Es una planta de crecimiento rápido pero de escasa longevidad por la naturaleza de su madera blanda. Se reproduce espontáneamente por semilla, pero para que esto ocurra, debe estar cerca de ríos o cursos de agua. También por gajos y acodos que deben realizarse preferentemente en invierno.
Se planta al principio de la primavera, el hoyo debe ser profundo y amplio, colocando fertilizante. Soporta lugares muy húmedos y suelos encharcados. Deben plantarse a pleno sol o en semi sombra. Requiere algo de riego, no excesivo, en el verano, cuidando que el suelo conserve siempre algo de humedad.
Otra característica ideal de este arbolito es su increíble resistencia a condiciones extremas:
Si sufren heladas, queman las ramas nuevas y las hojas se caen. En las plantas pequeñas desaparecen todas las partes aéreas. Pero la raíz permanece protegida por el suelo y en primavera vuelve a brotar. El fuego también destruye la parte aérea del ceibo y al tiempo ésta vuelve a crecer. Sus raíces son de gran resistencia tanto a las heladas como al fuego. Admite bien la poda profunda, despunte y deformación.
Fuente: flordeplanta.com.ar/ youtube.com
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