A casi 15 años de su sanción, la Ley 26.150 –que garantiza el derecho a la Educación Sexual Integral a las y los estudiantes del sistema educativo en todas las jurisdicciones, niveles y modalidades– ha recorrido un largo y sinuoso camino.
Desde la creación del Programa Nacional; el establecimiento de la transversalidad en los lineamientos curriculares; la visualización y problematización del currículum oculto; el compromiso desarrollado por parte de las y los docentes de una mirada que debe atravesar las prácticas educativas en pos de ir construyendo practicas destinadas a la generación de mayores niveles de emancipación y autonomía. La apropiación de la ESI por parte de las juventudes y niñeces como ejercicio político y activismo concientizado; hasta el desfinanciamiento y la desvalorización que también atravesó el programa; en definitiva, un camino del que hemos aprendido y con el que seguimos creciendo.
Reconocer este recorrido nos permite recuperar las experiencias sobre las que seguiremos construyendo, como así también para delinear de forma colectiva nuestros objetivos de trabajo de cara al futuro.
“Queremos garantizar que los derechos a la ESI sean parte de una política estructural y planificada para llegar a cada rincón de la provincia de Buenos Aires, y que no recaiga sobre el esfuerzo individual de las y los docentes y equipos directivos. Tiene que ser el resultado de una decisión política y educativa que asumimos todas y todos, y con la cual nos comprometemos quienes formamos parte de la comunidad educativa”, expresó al respecto la Directora General de Cultura y Educación, Agustina Vila.
“La ESI hoy en día nos plantea un nuevo desafío y debemos recuperar una perspectiva situada en el contexto local, que incorpore la mirada de las juventudes. No sólo sus problemáticas y preocupaciones, sino también sus aportes y aprendizajes”, nos propone Agustina Vila.
Es preciso, entonces, fortalecer la llegada de la ESI en los Institutos de Formación Docente y ampliar, a su vez, la oferta para garantizar la formación permanente. Desde allí podremos avanzar en la generación de nuevas instancias de formación que brinden herramientas para construir una escuela sin prácticas discriminatorias, violentas ni estigmatizantes.
Desde el sistema educativo nos planteamos la tarea de promover ámbitos para pensar estrategias y abordajes. Y, sobre todo, fortalecer las redes comunitarias, que son fundamentales a la hora de realizar, acompañar y potenciar las transformaciones culturales.
Asumimos, en este sentido, el desafío de generar espacios para la pregunta, la duda, la fundamentación, porque el lugar de la ESI es, en definitiva, el lugar de la pregunta.
Fuente: abc.gob.ar / youtube.com
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